El tiempo del Fin

Lugar: ICPNA, Miraflores

Fecha: 15.03.2018-07.04-2018

Artistas: Leonel Castañeda Galeano, Antonio Castles, Ana María Gómez López, Camilo Leyva, Santiago Montoya, Julieth Morales, Alejandro Salcedo, Bernardo Salcedo y Luz Adriana Vera.

Con la aparición del arte conceptual en Colombia en los años 70, los símbolos religiosos han sido motivo de apropiaciones y reinterpretaciones. Esto se debe a que hacen parte de la cultura visual del país que fue adoptada desde lo barroco y que se experimenta intensamente en distintos ámbitos de la vida social. Los Nadaístas tomaron una posición de rechazo decisivo ante la religiosidad colombiana, mientras otros la abordaron con sarcasmo y la volvieron el eje central del pop colombiano, creando un lenguaje crítico a la situación del país.

En 1991 se promulga una nueva Constitución Política en Colombia donde, por primera vez, se declara al país como laico, sin embargo, es en 1994 que se considera inexequible su consagración oficial al Sagrado Corazón de Jesús. Hasta ese momento la educación pública y privada tomaba modelos educativos de las órdenes religiosas. Los contenidos y metodologías estaban enfocadas en mantener la moralidad católica, marcando de una manera significativa el inconsciente colectivo nacional.

El arte de nuestra época pareciera estar disociado de lo religioso. En el afán de proclamar una posmodernidad radical que niega el pasado y se apropia de tradiciones ajenas, los artistas adoptan lenguajes minimalistas, remezclados con lo conceptual. Lo barroco asociado a la religión católica se niega, aunque haga parte fundamental del paisaje urbano y rural del país. Sí se habla de lo religioso, se hace desde el plano espiritual y metafísico, un lenguaje en sintonía con el expresionismo abstracto.

Las obras que tenemos en esta exposición se acercan al rezago católico en el arte contemporáneo colombiano de dos maneras: la búsqueda por sacralizar lo común y las estrategias que se usan para hacerlo. Los artistas repiten, reiteran y ritualizan ciertas formas de proceder; juegan con los límites entre el control y el dolor, expía culpas y hacen sacrificios simbólicos para asegurarse de estar presentes en El Tiempo del Fin.

El arte de nuestra época pareciera estar disociado de lo religioso. En el afán de proclamar una posmodernidad radical que niega el pasado y se apropia de tradiciones ajenas, los artistas adoptan lenguajes minimalistas, remezclados con lo conceptual. Lo barroco asociado a la religión católica se niega, aunque haga parte fundamental del paisaje urbano y rural del país. Sí se habla de lo religioso, se hace desde el plano espiritual y metafísico, un lenguaje en sintonía con el expresionismo abstracto.

Las obras que tenemos en esta exposición se acercan al rezago católico en el arte contemporáneo colombiano de dos maneras: la búsqueda por sacralizar lo común y las estrategias que se usan para hacerlo. Los artistas repiten, reiteran y ritualizan ciertas formas de proceder; juegan con los límites entre el control y el dolor, expía culpas y hacen sacrificios simbólicos para asegurarse de estar presentes en El Tiempo del Fin.

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